La educación es uno de los pilares en los cuales se sustenta el
desarrollo de un país. Cuanto mejor educada es una persona, tiene mayores
probabilidades de progreso y, por ende, la productividad del país mejora. El
nivel de desarrollo de un país es directamente proporcional a su nivel de
educación. A medida que aumentan la complejidad del mundo en el
cual vivimos, la flexibilidad que debemos demostrar para adaptarnos a él y las
conexiones que nos permiten localizar y procesar información, la capacidad de
la escuela para enseñar se ve desbordada por las posibilidades (y la necesidad)
de aprender. Hoy quien aprende sabe que el aprendizaje que se realiza fuera de
la escuela que dentro de la escuela puede ser más aprehensible, ameno y
ajustable a los tiempos y estilos personales.
Por ello, mientras que desde una perspectiva clásica la diferencia fundamental entre aprendizaje formal e informal dependía principalmente del carácter organizado y reglado del primero, en realidad hoy la secuencia aprendizaje formal-informal es más una cuestión de lugar, de certificación y, sobre todo, de foco: el aprendizaje formal pone el foco en un aprendizaje marcado por la valoración social de unos contenidos determinados mientras que el aprendizaje informal depende fundamentalmente de las necesidades y retos que asuma el individuo; cuando estos aprendizajes, además, no son reconocidos ni movilizados por la escuela, entonces estamos en el ámbito de los aprendizajes invisibles. Sin embargo, esta triada de conceptos (aprendizaje formal/informal/invisible) debe tener un impacto en la enseñanza.
El paradigma del educador push pretende seguir llenando de contenidos la cabeza de sus estudiantes, provocando generalmente aburrimiento y abandono; por el contrario, el educador pull motiva a sus estudiantes para salir juntos a la búsqueda de información que pueda ser procesada para generar conocimiento. En realidad, aunque nosotros, el profesorado, siguen pensando que el educador push tiene sentido, la sociedad y nuestro alumnado ya descubrieron hace tiempo que quien tiene sentido y quien es efectivo hoy es el educador pull.Entre los objetivos del mileno (ODM), planteados por la Organización de Naciones Unidas (ONU), uno de los objetivos principales es la universalización de la educación primaria. Los esfuerzos realizados por llevar a cabo dicho objetivo han sido varios y hubo un avance interesante en los últimos 10 años. Sin embargo, los ODM establecen solamente metas cuantitativas y no cualitativas, relegando a segundo plano el tema principal de la educación en Bolivia: la calidad educativa.
No es suficiente aumentar el número de estudiantes inscritos en Primaria, Secundaria o el nivel universitario, si la calidad de educación es una de las peores de la región. Debemos pasar de políticas públicas enfocadas solamente en elementos cuantitativos a diseñar políticas públicas que exijan indicadores cualitativos para su evaluación. Tan sólo de esa manera en la educación podremos hablar de generar las condiciones de equidad que se necesitan para la población. Se deben tomar acciones concretas para mejorar las competencias de los maestros, generando cursos de capacitación y actualización tanto en técnicas pedagógicas como en la actualización de los contenidos.
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